Algunos de mis aprendizajes del pasado 2020 y propósitos para el 2021.
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Al fin hemos salido de este año 2020. Un año extraño, intenso y para muchas personas difícil y triste también.
Parecía que no iba a llegar a su fin y ya estamos en 2021.
Yo en concreto inicié el año 2020 con muchos proyectos e ideas que no pude llevar a cabo porque antes de que me diese cuenta teníamos ya encima la pandemia, el confinamiento y todo lo que ello ha implicado. Los sueños y propósitos se quedaron a un lado y ya nuestras vidas estaban en «modo supervivencia». Tengo que decir que para mi no ha sido un mal año. He trabajado mucho, más que otros años incluso y también he podido disfrutar en casa de mi familia.
Sin duda una de las palabras que puede resumir para mi este pasado año es:
Ese poder adaptarse a las circunstancias y a pesar de los momentos bajos, seguir con motivación para continuar.
También ha sido un año de APRENDIZAJES.
Quiero compartir contigo algunos de esos APRENDIZAJES y los RETOS que como consecuencia me he propuesto.
¿Me compartes después los tuyos?
El teletrabajo es posible. Y ya no me da vergüenza.
Trabajar en casa no ha sido para mi una novedad, pues ya son 6 años los que llevo trabajando en el calor de mi hogar. 😅 El reto ha sido trabajar con niños alrededor y ser capaz de desconectar en algún momento.
Me ha llamado la atención como los que nunca han teletrabajado y creían que esto no era posible han visto las ventajas y se han subido al carro de la tecnología para seguir con sus negocios y cerca de los suyos. Hace unos años, cuando empecé a trabajar por mi cuenta, me provocaba inseguridad decir que trabajaba en casa. Pensaba que las «empresas de verdad» debían tener una oficina en la que atender a sus clientes y que trabajar en casa daba la imagen de freelance, no de empresa. Sin embargo en este momento, después de lo que hemos vivido, creo que la mayoría se ha convencido de que trabajar en casa es una opción a tener en cuenta y digamos que ya no me da vergüenza decir que no tengo oficina y que por el momento no pienso tenerla. No creo que sea necesario, simplemente.
Por otro lado, en esta situación que hemos vivido creo que los que nos dedicamos a una actividad profesional digital hemos tenido suerte, para nosotros ha sido más fácil la adaptación. Y los que nunca apostaron por el canal digital como medio para llegar a sus clientes potenciales lo han visto como opción prioritaria también de cara al futuro.
Así, mejorar el aspecto y funcionalidad de las páginas web, su posicionamiento, iniciar estrategias en redes sociales e invertir en Google Ads han sido algunas de las tendencias que he visto aumentar meses atrás.
El comportamiento del consumidor ha cambiado para siempre.
Si a principios de 2020 todavía quedaban muchas personas reticentes a hacer compras por internet o contratar algún servicio sin conocer personalmente al proveedor, con la pandemia del covid y el confinamiento esta tendencia ha cambiado y cada vez son más las personas que optan por comprar online también los artículos de primera necesidad.
Actualmente 8 de cada 10 procesos de compra comienzan ante una pantalla. Los consumidores se acercan a internet para consultar opciones, comparar precios, examinar críticas y opiniones de otros usuarios.
Estamos ante un consumidor cada vez más digital.
Aunque tu negocio sea tradicional y de ámbito local creo que no debes descuidar tu presencia digital.
En Cocuna Marketing somos conscientes de ello y ya estamos ayudando a negocios locales (clínicas de fisioterapia, escuelas infantiles, psicólogos) a mejorar su presencia digital y tener más clientes procedentes de estos canales.
Es necesario invertir en tu propio negocio.
Sí, este es otro de los aprendizajes de este año. En momentos de crisis, cuando parece que todo se va a ir al traste, muchas empresas deciden retirar su inversión en publicidad. Entiendo que si los ingresos empiezan a mermar hay que hacer recortes pero lo que está claro también es que sin inversión no hay crecimiento.
Dejar de invertir en marketing y publicidad no es una opción.
En marzo, justo cuando comenzó el confinamiento decidí que era momento de aprovechar para que nosotros también cambiáramos nuestra página web. Hicimos un gran esfuerzo para mejorar el diseño y el posicionamiento en tiempo récord. Hemos potenciado nuestra presencia en redes sociales y hemos aumentado nuestra inversión en Google Ads acompañándolo con campañas puntuales en Facebook Ads para servicios concretos. Hemos optado por arriesgar e invertir más y los resultados han sido evidentes con mayor número de solicitudes de presupuestos en los últimos meses y cómo es lógico más conversiones. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Algunos clientes nuestros sin embargo, decidieron parar sus inversiones. ¿Cómo voy a seguir «gastando» en publicidad con la que está cayendo? decían, pero a las pocas semanas volvimos a reactivar campañas al ver que lo digital era lo único que no paraba.
También, es un pensamiento común, sobre todo cuando uno empieza querer hacer todo. Desde el marketing, la web, los contenidos y cualquier otra opción. Mucho esfuerzo, mucho tiempo y pocos resultados. Creo que es más efectivo y rápido dejarse asesorar y ayudar por profesionales que tienen experiencia ya que lo invertido se recupera mucho antes.
A veces no queda más remedio que parar y replantear cosas.
Esta es una de las cosas que más cuesta a veces. Para crecer, a veces hay que parar, permitirse un periodo de reflexión, para redefinir cosas, para redefinir estrategias, para volver a disfrutar. Sé que no siempre es fácil, sobre todo cuando estamos atados en la parte económica y necesitamos ingresar pero ese espacio de tiempo que nos abrimos nos puede llevar a ser más creativos, a asentar ideas y relanzar nuestra vida profesional.
Nadie es nadie para juzgar los objetivos ajenos.
También en el mundo empresarial hay una tendencia a querer crecer siempre, a medir el éxito por el aumento en facturación y beneficios, a querer siempre más. Sin embargo, este no tiene por qué ser siempre el objetivo. Algunos profesionales, llegado un momento, deciden que no quieren crecer más y prefieren optar por una mayor calidad de vida. Tener más tiempo libre, buscar un nuevo propósito vital, reinventarse.
Y bueno, ¿Quiénes somos nosotros para juzgar lo que está bien o mal en ese sentido?
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